Eleonora Beatrice | Psicología Holística

No sé lo que quiero.

La insatisfacción crónica se manifiesta como la incapacidad persistente de experimentar plenitud a lo largo de un periodo de tiempo considerado razonable. Este desafío provoca una carga importante de angustia en quienes lo padecen, generando, a su vez, una falta de comprensión en su entorno. No obstante, identificamos tres facetas dentro de la declaración “no sé lo que quiero”, representando tres niveles distintos del mismo problema, cada uno revelando soluciones completamente diferentes.

Cuando alguien enfrenta la incertidumbre sobre sus deseos y metas con la frase “no sé lo que quiero”, conlleva implícito una elevada autoexigencia consigo mismo. De forma constante se expresa una fuerte presión de hacer cosas o generar situaciones para sentirse bien y encontrar la felicidad. La dificultad radica en que lo que hoy le causa satisfacción deja de hacerlo en un breve espacio de tiempo.

Con base en mi experiencia clínica, podríamos plantear tres grados de insatisfacción:

Cierta vez, un consultante planteó que había asistido a diferentes talleres de autoayuda para superar su divorcio sin encontrar alivio. Quería encontrar nueva pareja sin resolver toda la rabia y dolor por el fin de su matrimonio.

Muchos de nuestros jóvenes dicen sentirse mal en casa porque no saben qué quieren estudiar, no se identificaban con ninguna profesión, lo que les gusta no da dinero según sus progenitores y además se dienten presionados por el sistema escolar para elegir una posible profesión.

Un amigo le estaba comentando a otro que se sentía inquieto y perdido y no entendía la causa porque estaba bien en su trabajo, disfrutaba de su esposa e hijos, tenía una buena situación económica y algún que otro hobby, pero de todas maneras se sentía mal, como si le faltara algo. La respuesta de su amigo fue “no sé de qué te quejas, la verdad me enoja escucharte porque yo peleo todos los meses por llegar a fin de mes y discuto con mi pareja casi todos los días por esto”.

Lo importante es distinguir la insatisfacción que sientes:

Insatisfacción pasajera: Es algo puntual en tu vida y simplemente es una llamada de atención, una invitación para salir de tu zona de confort. Requiere trabajo de creencias para disolver situaciones anteriores y estar abierto a lo nuevo. Si ese es tu caso, puedes trabajar este tema con otros artículos  que he  dedicado para tomar acción o liberar emociones que te pueden estar paralizando.

Insatisfacción por indefinición: Se suele dar en las personas jóvenes o en aquellas que se sienten «demasiado dominadas» por su entorno, su familia, la sociedad en la que viven, etc. Tienen necesidad de definir lo que realmente quieren saliendo de los patrones que los demás les quieren imponer. En este caso mi recomendación es que aceptes el momento que te toca vivir, que trabajes con tu malestar, dándote permiso para no tomar una decisión hasta no estar lo suficientemente seguro. Te sugiero demás que hagas una especie de pacto o compromiso contigo mismo «Solo elegiré aquello que yo realmente quiera y asumiré mi decisión».

Insatisfacción crónica: Es una sensación que llega a tu vida de forma intermitente pero prolongada en el tiempo. Cuando parece que has encontrado la solución, siempre en algo novedoso, al tiempo regresa esa insatisfacción acompañada de mucha angustia. En este artículo nos vamos a centrar en esta última.

En cualquiera de los tres casos, tienes que ser consciente de que todo lo que nos ocurre tiene una duración. Hay relaciones que duran toda la vida y otras que son efímeras. Hay trabajos que nos apasionan siempre y otros que pasan como un suspiro. Cada una tiene su tiempo y tienes que encontrar el equilibrio entre lo nuevo y lo estable. Aprender a sostener el miedo que produce el cambio e ir disolviendo los asuntos con las que llevas mucho tiempo peleando se consigue solo buceando en tu interior. Hacer EFT Tapping es una muy buena opción.

Insatisfacción crónica

Por lo general, quienes sufren de insatisfacción crónica se lanzan a la búsqueda de una y otra actividad, cursos, amigos, viajes… para llenar ese vacío que sienten y que confunden con su necesidad de probar cosas nuevas o de dar cauce a la adrenalina que les recorre el cuerpo.

Algunos de los síntomas de esa insatisfacción crónica son: queja permanente, hastío, tendencia a las adicciones, minusvalorar lo que ya se ha conseguido en la vida, autocompasión, distorsión de la realidad, comparación continua con los demás, idealización de la vida durante la infancia.

Todos miran fuera y son pocos los que cambian el objeto de su atención de fuera a dentro, pero cuando lo hacen, cuando miran el vacío cara a cara, la pregunta que siempre surge es “¿Cuántas cosas materiales necesito para llenar este vacío interior?”.

Hay que ser muy valiente para responder a esta pregunta porque ya no habrá vuelta atrás para comprender que esa insatisfacción es una llamada de socorro de “tu alma” para indicarte que algo no va bien.

Es positivo que en este momento aprendas a distinguir cuando una etapa de tu vida ha llegado a su fin o si solo necesitas ciertos reajustes para que vuelva a darte satisfacciones personales y/o laborales. Si aquello a lo que te aferras es lo que te causa insatisfacción, es sugerible conocer y tomar consciencia de las razones de ese apego para luego disolverlo. A esto lo llamamos DESPERTAR.

Date la posibilidad de aceptar quien eres, de aceptar que hay cosas de ti y de tu vida que no te gustan. Decide por cuál de ellas puedes comenzar a implicarte para de a poco ir sanando. Mira hacia adentro, acumular experiencias, dinero, amantes no te sacará de la insatisfacción crónica.

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