Experimentar impotencia representa uno de los estados emocionales de más baja vibración. Aunque existen otras emociones situadas debajo de esta, como el miedo, el odio y el rencor, la impotencia tiene la capacidad única de generar parálisis y una pérdida significativa de poder personal. Como señala la psicóloga Miriam Esquivel, perder tu poder personal implica desconectarte internamente, lo cual afecta tu sensación de seguridad en la vida y dificulta la toma de decisiones que te conduzcan hacia la vida que verdaderamente deseas vivir.
Experimentamos impotencia cuando nos vemos imposibilitados de realizar ciertas acciones o carecemos de autoridad sobre determinadas situaciones. Este sentimiento también surge intensamente cuando no poseemos la capacidad de resolver situaciones que causan daño, ya sea en nosotros mismos o en otros. En esos momentos, la sensación de impotencia se manifiesta de manera contundente.
La psicóloga Marta Sáenz nos ayuda al definir y diferenciar entre frustración e impotencia debido a que muchas personas confunden ambos conceptos. Frustración es el malestar que produce ser consciente de no ver realizado aquello que esperábamos mientras que impotencia es una emoción más profunda e inconsolable que surge de no poder remediar una situación desagradable o llevar a cabo una idea en la que hemos puesto mucho empeño.
Mientras que la frustración lleva aparejada una emoción de rabia y la rabia ya denota acción y bien direccionada puede ser el detonante de buscar nuevas opciones, la impotencia es una emoción de baja vibración nos paraliza y lleva aparejada la tristeza que suele anclarnos más al dolor.
Cuando siento y pienso que me es imposible hacer algo para resolver el conflicto:
¿De verdad no puedes hacer algo? No hacer es una opción, una elección, pero no el resultado de la impotencia. Siempre puedes hacer algo y el principio de tu tarea es cambiar ese punto de vista -creencia- porque siempre hay algo que puedas hacer. Aquí tienes algunas buenas ideas.
- Elige: Sal de la impotencia, elige hacer algo por pequeño que sea.
- Enfoque: Cambia tu foco de atención, ve de lo simple a lo complejo. Sí hay pequeñas cosas que puedes hacer y en las que tienes poder para ir resolviendo lo que te aqueja.
- Agradece: No olvides cada día tu lista de agradecimiento.
- No frecuentes vampiros: Si en tu vida hay personas negativas, que siempre se quejan, que despotrican contra todo, en los días en que sientas esa impotencia con más fuerza, no serán buena compañía para ti.
- Cercanía: Ayuda al que tienes más cerca. En cada momento y en la medida que te sea posible da lo mejor de ti.
- Cierra el micrófono: Todo el sufrimiento compartido y vivido en el mismo periodo solo funciona como amplificador y retroalimenta la sensación de crisis en nuestro inconsciente colectivo, mientras que el agradecimiento o las pequeñas acciones positivas elevan la energía del planeta. Así que siempre puedes no poner energía en la propia crisis.
- Tiempo: Las crisis no se afrontan en una semana ni en un mes. Necesitamos transitar por esos senderos donde el dolor es inevitable pero siempre podemos aceptar que nos sentimos mal sin hacer de ello un drama para no poner más energía aún en la propia crisis.
- Meditación individual: Siempre puedes hacer tapping o meditación de forma individual para contribuir a sanar la situación.