Eleonora Beatrice | Psicología Holística

Gestionando del Estrés con EFT

Lo primero y necesariamente importante a situar es desmitificar la creencia social operante sobre el estrés. El estrés no es causado por falta de tiempo y/o exceso de trabajo, es una respuesta que genera el organismo a partir de la percepción consciente o inconsciente de un estímulo interno o externo captado por nuestro sistema orgánico. En este sentido el estrés genera un cambio en nuestro funcionamiento mental-corporal. Según la Neurocientífica Sonia Lopien para que haya estrés tienen que participar al menos uno de los cuatro caracteres que se plantean a continuación. El estímulo tiene que ser: 1-novedoso -algo no esperado y sorpresivo-, 2-impredecible -algo que irrumpe en la realidad-, 3-sensación de no saber cómo controlar la situación -vivencia de falta de recursos psíquicos y/o materiales-, 4-vivencia de amenaza en la gestión de nuestra capacidad de acción -sentir que nuestra capacidad resolutiva no será suficiente.

Cuantos más caracteres participen en una situación más estrés se sentirá. Como dice Peter Levine en su libro Sanar el trauma: un trauma es un trauma, sin importar qué lo causó. Lo mismo aplica para el estrés, más allá de su causa lo que importa es su gestión. Para ello, lo primero y más importante, es entender qué es el estrés, luego conocer sus tres fases: alarma-resistencia-agotamiento, y los factores que pueden ser amenazantes para cada quien -ya que a las personas no les estresa los mismo-, para luego acceder a los recursos disponibles a su gestión, como, por ejemplo, el Tapping EFT, etc. Cierto grado de estrés es bueno y necesario, ya que nos permite movilizarnos para ir en busca de nuestras metas y objetivos. Las hormonas que participan en este proceso como ser el cortisol y la adrenalina, entre las más importantes, nos ponen en movimiento y nos aportan la energía necesaria. El problema es cuando esto se prolonga en el tiempo y el organismo queda activado sin advenir la fase de reposo o relajación para su recuperación de ese subidón hormonal.

En esta situación de un estrés agudo -funcional- pasamos a un estrés crónico que es el peligroso, ya que si no se lo aborda deja al organismo en estado de agotamiento propenso a contraer una enfermedad o a manifestar cambios irregulares y disfuncionales en nuestro estado de ánimo y en el vínculo con uno mismo y con los demás. En este sentido, estar en estrés no es nada más ni nada menos que dejar al organismo en un estado de indefensión, ya que no dispone de los recursos necesarios para su recuperación. Hay que diferenciar el estrés de los trastornos de ansiedad o los estados de preocupación e irritabilidad, etc. El primero -estrés- es la respuesta ante un cambio, los demás son producto de esa respuesta o los causantes de estrés. estresores. Cuando estamos en estrés estamos activados, es decir, en estado de alerta, preparados consciente o inconscientemente para luchar-huir-congelación-quedarnos inmóviles.

Estos mecanismos de supervivencia ciertamente son indispensables para preservar nuestra vida, como por ejemplo al cruzar la calle por una avenida, pero permanecer gran cantidad de tiempo allí -estrés crónico- atenta nuestro bienestar mental-corporal. Suele ocurrir que ante un factor que genera una respuesta estresante, es decir aquello que creemos no podemos resolver o aquello que debemos de realizar y no sabemos bien cómo hacerlo, nos tendemos a habituar a esa vivencia, pero nos volvemos más reactivos e intolerantes a otros factores estresantes. Es decir, nos ponemos más reactivos a otros eventos por adaptarnos a uno en particular. Por ejemplo, cuando todo el rato le estás dando vuelta a un asunto, te hacen una pregunta y respondes de mala manera o te tornas irritable y poco tolerante a otros aspectos, como, por ejemplo, hacer la cola en el supermercado. Este es un interesante indicador para detenernos y más que buscarle la solución al asunto optar por realizar alguna técnica de respiración, ya que las respuestas y/o soluciones suelen venir cuando estamos tranquilos. En un proceso terapéutico es importante acompañar al consultante a que pueda concienciar esta situación, con el fin de disminuir la autocrítica y/o crítica a otros o a las situaciones y facilitar recursos que cooperen en la resolución de conflictos. Las investigaciones más recientes sobre el estrés han dado un giro interesante, ya que tanto los profesionales de la salud como la gente en general venían considerando al estrés como algo nocivo.

Parece que ahora no es tan así. Hoy se plantea dar otro sentido y mirada al estrés. Es decir, si crees que el estrés es malo te hará daño, si crees que el estrés es bueno ya que prepara a tu organismo para afrontar un desafío será funcional para ti. El cambio de creencia y percepción sobre el estrés y una correcta gestión del mismo pueden hacer que el estrés juegue a favor de ti y no en tu contra. Lo más importante es concienciar que aquello que nos imponen los tiempos postmodernos es algo bastante difícil de lograr, no por falta de capacidad, sino por ser un imposible lógico. Al ser humano, por naturaleza le es imposible hacer diez Es primordial diferenciar lo urgente de lo importante. Reconocer nuestros límites y darles lugar a nuestras actividades según su urgencia o importancia es aquello que nos humaniza y nos previene de lo nocivo del estrés. Si te encuentras en un estado de estrés o lo vienes teniendo por un largo período de tiempo te sugiero que te apliques EFT, es sumamente preventiva de posibles daños irreparables. tanto a nivel emocional como físico. Cómo funciona EFT. Cuando experimentas un estado emocional negativo, tu cerebro se pone en alerta y prepara a tu cuerpo para generar una respuesta de “huir, luchar o congelación”- quedar inmóvil-.

La mayoría de estas respuestas se detonan interiormente, activadas por un pensamiento o recuerdo negativo que tiene sus raíces en un trauma o dolor anterior. La adrenalina fluye, así como el cortisol, el corazón se acelera, etc. (La adrenalina y el cortisol son hormonas del estrés). Seceso → Recuerdo o pensamiento → desequilibrio energético → emoción negativa.

Sabemos que la respuesta del estrés comienza en la amígdala las cual forma parte del sistema límbico. El Sistema Límbico, conocido también como cerebro emocional, es la fuente de las emociones, de la memoria a largo plazo y es donde se codifican las experiencias negativas. Por ejemplo, una experiencia negativa en los primeros años de vida puede programar la amígdala para que active su alarma cuando algo similar ocurra en el futuro. El tapping EFT (u otro tipo de Tapping, por ejemplo, aquellos basados en secuencias específicos para abordar una problemática puntual) parece desactivar la alarma de la amígdala al desconectar las vías de excitación del cerebro. Hacer tapping mientras se conecta con un suceso estresante contrarresta el estrés y reprograma el hipocampo, el cual compara las amenazas pasadas con las señales presentes e indica a la a amígdala si la señal de ese momento es una verdadera amenaza o no.

Con EFT abordamos el desequilibrio energético para solucionar el trastorno emocional. El tapping no sólo detiene la respuesta al estrés, al estimular los puntos de acupuntura china mientas se piensa en un suceso o problema perturbador, también se reprograma la llamada “respuesta límbica”. En otras palabras, cuando piensas en algo que te provoca ansiedad u otros sentimientos incómodos, el pensamiento activa la alarma de la amígdala, si haces tapping mientras detonas tu respuesta de luchar, huir o quedar inmóvil, se envía el mensaje de que la amígdala puede desactivarse. Con la repetición, (haciendo tapping), el hipocampo recibe el mensaje: “esto, que antes fue considerado peligroso, en realidad no es una amenaza”. La amígdala aprende a no encender su alarma, tú conservas la calma y ahora el hipocampo considera esa experiencia como algo no amenazador. Dependencia a estados emocionales: Nuestro cerebro fue preprogramado para sobrevivir. Esto se demuestra cuando, por ejemplo, te asustas, tus pupilas se dilatan, tu cuerpo se tensa, tu atención al momento aumenta por diez veces. Como recién situamos, te preparas para tres tipos de respuesta: lucha-huida-congelación.

En estas circunstancias, tu cerebro libera de inmediato impulsos eléctricos y hormonas que hacen que tu cuerpo reaccione. Con todas nuestras emociones sucede lo mismo. Cuando en nuestra vida se repite una y otra vez lo mismo, es porque nuestro cuerpo se ha tornado dependiente a un tipo específico de sustancias químicas y hormonales, más conocidas como las hormonas del estrés, las cuales se manifiestan a través de reacciones y vivencias que nos mantienen en un tipo de estado emocional. Nuestro cerebro no discrimina si algo es bueno o no para nosotros, solo se encarga de que nos encontremos en el estado conocido y familiar por más que eso nos lastime. Es por esta razón que se desarrolla la adherencia a estados emocionales negativos, -también conocidos como adicción emocional-. Nuestro cuerpo se ha tornado dependiente a ese tipo de sustancias químicas -cóctel de hormonas-, y cada vez que se sienta amenazado en que dejen de existir activará su mecanismo de supervivencia. Es por eso que a la larga o a la corta retornamos al patrón de comportamiento conocido por nosotros y por nuestro entorno. Ése, es el momento en que podemos llegar a decir: “nada me funciona”, “no me sirvió para lo que yo esperaba”, “por más que haga lo que haga, todo sigue igual”. A veces no se trata de ti, sino de cómo está programada tu biología y tu campo energético.

La EFT es un método muy eficaz para liberar al cuerpo y a la mente de los bloqueos que impiden cortar de raíz la dependencia química-hormonal y la obstrucción que por efecto genera en nuestro campo energético.

Aplicación de EFT.

Las secuencias de EFT es sugerible diagramarlas en función del o los eventos que generaron el estrés y todas las emociones que se han desencadenado a causa de los mismos.

Aquí va un ejemplo:

Punto kárate: Este despido del trabajo, no me lo esperaba, me paralizó. No sé qué voy a hacer.

Ceja: me siento preocupado/a.

Costado del ojo: qué voy a hacer ahora.

Debajo del ojo: con todo lo que tengo que pagar.

Debajo de la boca: me da mucho miedo.

Debajo nariz: qué voy a hacer ahora.

Clavícula: con todo lo que me esforcé en este trabajo.

Axila: me siento despreciado/a.

Debajo pecho: al final, nada me sale bien, siempre vuelvo a lo mismo.

Respira profundo y haz unas cuantas rondas hasta sentir alivio.

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